Razones
En tantas idas y venidas. En tantos viajes repetidos. Despues de tantas noches en vela, sin ella, sin nadie. De pronto me llego la iluminacion. Una idea de pronto comenzo a tomar forma dentro mio, y supe que aquella incipiente certeza, se convertiria en ley de vida.
Los viajes a Gohnyang habian perdido toda novedad. Mi trabajo habia pasado a ser, tambien, una resaca de lo mejor que me habia tocado vivir. Los sucesivos viajes al mercado, ese hormiguero humano que tantas sorpresas me habia deparado, con su arquitectura caprichosa, sus gentes tan raras y sus eclecticos personajes, era hoy un tramite que me negaba a realizar. De pronto, las razones por las que todo era diferente, y agradable, se habian perdido. La unica razon por la que despertaba en las mañanas, por las que ejecutaba labores repetitivas con gusto, aun esos viajes en tren a Gohnyang dos veces por semana, aplastado por el calor y hastiado por las moscas, tenia sentido.
Todo se perdio cuando encontre una razon para perder la esperanza. Una verdadera razon. La verdad.
Quizas hacian años ya desde aquella mañana en que Zhao yu decidio despedirse de mi, para siempre. Esa mañana cuando aparecio frente mio, con una cajita en una mano, y una rosa en la otra. Recuerdo sus palabras, y las recordaria igual aun cuando no hubiese forrado con ellas las paredes de casa. "Esta rosa, es porque te amo, y esta caja, donde estan todas las poesias que alguna vez me escribiste, porque no quiero amarte mas"- Dijo, y nunca mas la volvi a ver.
No paso un dia desde aquel, en que no esperase verla, en que no soñara con que se me apareciera de esa misma manera, pare decirme que habia cometido un error, y que ya no nos separariamos. Creo que durante mas de un año alimente esa esperanza. Vana por supuesto, pero esperanza al fin. La esperanza del enamorado, la que no tiene fundamento alguno, la que no se rige por ningun parametro de realidad. Es, simplemente, una licencia poetica leida alguna vez en un libro, el absurdo (pero feliz) final de alguna pelicula, donde el muchacho recupera el objeto de su amor. Como si fuese una recompensa para tantos años de dolor. Como si se lo hubiese ganado a fuerza de llanto.
Pero en la vida real, la verdad es diferente. Cuando una mujer te deja, no vuelve algun dia para recompensar tus años de dolor. En la vida real, ella te olvido, y continuo su vida al lado de otra persona. Como debiste haber hecho vos. Pero no lo hiciste, porque te alimentas de esa esperanza.
Y asi fue como en tantas idas y venidas, en tantos viajes repetidos, encontre una verdadera razon para perder la esperanza. Aun en el mejor de los ejemplos posibles, alejandonos lo mas posible de la realidad, y acercandonos a la logica de los cuentos, imagine un escenario en el cual ella vuelve a mi, para pedir disculpas, para decir que me ama, y que desea que volvamos a estar juntos. Me di cuenta de porque, aun en el caso en que ese ejemplo se convierta en realidad, no podría bajo ningún punto de vista aceptar su propuesta. Por mucho que la extrañe, por tanto que la quiera, por mucho que desee volver a su lado. Todo este tiempo en que anduve solo, gimiendo este dolor de décadas, alimentando mi amor hacia ella, haciendolo inmortal, granjeándole un lugar cerca del cielo, dentro de mi mente y mi corazón, para siempre. No podría darme el lujo de volver con ella. Por una razón muy simple, mi amor hacia ella se alimentó del dolor, de la soledad, del hastío cotidiano. Me alimenté de el, y se convirtió en mi fuerza vital. Lo respiré en cada bocanada, lo dibujé en cada ocaso. Lo escribí en cuanto papel pude encontrar. Lo sentí en el cuerpo, en el alma, en todos lados. Ella, en cambio, no. Para ella, este amor vale mas bien poco, y aún, deseando volver, el amor que ella pudiese sentir, tiene poco valor. Pues no lo sufrió, como yo, durante años. No lo tuvo mas presente en el corazón que cualquier otro olvido. No lo respiro, ni se desveló por el. Es así como en el caso de volver a estar juntos, el amor que compartiríamos, no sería el mismo. Ese amor no tendría el mismo valor para mi, que para ella. Para mi, ese amor, sembrado hacía años atrás, cuidado con la mayor delicadeza posible, alimentado y albergado en mi alma, eternamente, valdría más que mi propia vida. Para ella, que nunca lo sufrió como lo hice yo, no seria más que un ejercicio de la memoria.
Por eso es que sé, hoy, que no podríamos volver a estar juntos. Sin importar cuanto lo desee. La lógica, es la lógica.
